martes, 5 de noviembre de 2013

Capítulo 17: ¿Eliminar a Edward?



Narrado por Isabella Swan.

-Kristen tengo un trabajo para ti- dijo con severidad James.
-¿Cuál?-
-Tienes que eliminar a Edward Cullen-

¿Edward? ¡Edward! Edward Cullen, el responsable de que haya sido enviada a Italia… él responsable de lo que viví ahí…
Pero aún con eso, la sola idea de hacerle daño me causa una extraña sensación, y no planeaba hacerlo.

-Si lo haces, serás libre. Tú y  tu hermana serán libres-

¿Había aquella posibilidad? Hace varios años deje de creer que eso fuera posible… mi hermana y yo teniendo una feliz familia, una vida normal… Esa posibilidad cambiaba todo, absolutamente todo. Yo daría cualquier cosa con tal de que mi hermana fuera feliz, aunque de eso dependiera la vida de Edward.

-Bien- dije y sin querer mi voz sonó fría. - ¿Eso es todo?- pregunté.
-No. Toma- dijo entregándome un anillo.
-¿Sigues pensando que me iré?- pregunte molesta.
-No, pero es mejor así- contesto dándome la espalda.

Gire sobre mis talones, y me fui con una nueva esperanza naciendo en mi corazón.
La esperanza había abandona mi cuerpo y alma en Italia, pero  ahora, ella volvía a mí. Volvía para alentarme… solo un asesinato más… una muerte más… y mi vida sería lo que había soñado todos estos años. El problema era que Edward no era otra persona más… él tenía un no-se-que, lo que complicaba todo.
Pero, yo podría, yo podría por el bien de Marie y por el mío. Acabaría con Edward y sería feliz, como el cuento de cenicienta pero actualizado —claro está,  que ella no era una maldita asesina—.
Decidida a liberar a Marie del infierno en el que vivía, conduje a la mansión Stewart, me puse unos vaqueros negros, mis Nike azules, una blusa de manga corta negra, una navaja que atore en mi pie con ayuda de una cinta —procurando que quedara oculto por mi pantalón—, tome mi pasamontañas negro, una pistola y mis gafas.

Tome mi antigua camioneta blanca y conduje hasta la entrada del bosque, donde deje mi camioneta, me coloque el pasamontañas  y las gafas. Saque mi pistola y me adentre en el bosque caminando apresuradamente.
No sabía si la casa estaba sola, o si estaba toda la familia, ni siquiera si Edward estaba ahí, pero no importaba, esta tarde acabaría con cualquiera que se interpusiera en mi camino, tenía que liberar a Marie lo antes posible.

-¿Así que James te envió por desobediente?- preguntó Aro sonriendo amablemente.
-Eso dicen- conteste con rudeza.
-¡Pero si eres una leyenda!-
-No es algo de lo que me enorgullezca- dije con frialdad.
-Vaya, también eres bastantes descortés- agrego Caius.
-Eso parece- conteste girándome para mirar de frente a Caius.
-Tranquilos Caius, nosotros le enseñaremos modales- añadió Marcus con malicia.

Sacudí rápidamente la cabeza, tratando de alejar los recuerdos de Volterra.
Me concentre en mi actual misión.
Ya cerca de la casa note que en el garaje solo estaba el Volvo plateado —que parecía nuevo— y el Jeep verde. Lo cual podría significar una gran variedad de opciones pero opte por creer en la primera que se me ocurrió: en la casa solo estaban Emmett y Edward. Quizá Rosalie también. 
Ahora, ¿Cómo entraría sin ser vista?  Trate de irme ocultando y corrí hasta llegar al garaje, no había señales de que alguien se haya percatado de mi presencia. Intente abrir la puerta que conectaba la casa con el garaje y afortunadamente abrió. Entre sigilosamente y escuche ruidos que hicieron me sobresaltara, camine para ver de donde provenían y me encontré con Rosalie y Emmett cocinando, o creo que esa era la intención. Había harina por todos lados y un huevo roto en el piso, mientras ellos reían a carcajadas. ¡Cuánto envidiaba a Rosalie! Yo quería tener la suerte que ella.

Sin entretenerme demasiado con la escena romántica que se llevaba acabó en la cocina, subí las escaleras, y escuche una hermosa melodía, provenía de una habitación de abajo así que volví  a bajar  y la escena que estaba delante de mí me paralizo,  Edward estaba tocando el piano, lo hacía con una dedicación y cariño, que me hizo sentir algo extraño dentro de mí. Pero lo detuve.
Saque mi pistola, me adentre en la habitación y le apunte.

Antes de que se percatara de mí presencia, le dispare… apuntándole en el estómago.

La hermosa melodía se paró, Edward llevó su mano al estómago y después alzo la vista, y antes de que él pudiera decir algo, escuche tacones acercarse. Me gire, justo cuando Emmmett y Rosalie entraban a la habitación. Emmett sacó rápidamente una pistola y me apunto. Le dispare a su arma tirándola al suelo y luego a la pierna de Emmett, le apunte a Rosalie, quien me veía asustada, confundida, enojada y otras cosas, y a ella no pude dispararle. Si le disparaba ¿De qué servían las dos veces que la había salvado, las dos veces que me había expuesto? Me gire y le dispare dos veces más a Edward.

Comencé a caminar para la salida, pero cuando pase al lado de Rosalie ella tomo mi brazo, evitando que siguiera avanzando, retrocedí unos cuantos pasos.

-Rosalie déjala- dijo Emmett, preocupado en el suelo.
-¡Aléjate de ella!- gritó con gran dificultad Edward, su gritó desgarro mi alma desde lo más profundo. Lo que más dolía era que yo era la causante de su dolor.

Rosalie hizo caso omiso de las frases que acababan de decir Emmett y Edward, alzo la mano libre en dirección de mi rostro, cuando me di cuenta de su intención no pude moverme, está como paralizada. Cerré los ojos y cuando los abrí ella ya había retirado mis gafas.  Me acerque a ella y susurré:

-Lo siento, es necesario- y con eso salí corriendo de la casa Cullen.

Subí a mi camioneta, saque mi celular y sin siquiera saber por qué marque el número de la policía.

-¿En qué le podemos ayudar?-
-Comuníqueme con Carlisle Cullen- pedí.
-Él se encuentra ocupado-
-Dígale que se trata de su familia-
-¿Quién habla?- preguntó una voz masculina que reconocí como la de Carlisle.
-Le recomiendo que corra a su casa y lleve una ambulancia consigo- dije rápidamente y colgué.

Arranque y me fui rumbo a la mansión.
Cuando iba a llegar, decidí ir a visitar a mi viejo amigo Seth, quien ya debería tener dieciocho años, me desvíe y maneje a la mansión de Seth. Al llegar estacione mi camioneta en la entrada y toque el timbre.

-¡Kristen! ¡¿Cuándo volviste?! ¡¿Por qué no me avisaste?! ¡¿Cómo te fue?! ¡Dios cuanto te extrañe!- empezó a gritar para después abrazarme.
-¡Tranquilo! ¿Puedo pasar?- pregunté riendo.
-¡Claro, claro, pasa!- contesto con una enorme sonrisa. Pero él seguía obstruyendo el paso.
-Seth… si te quitas podría entrar- dije riendo.
-Disculpa- dijo apenado y dejándome pasar.
-¿Quieres algo de beber o comer?- preguntó alegremente.
-No, solo quería saludar a mi viejo amigo-
-¡No sabes cuanta falta me hiciste!- gritó y me volvió a abrazar.


Amaba los abrazos de Seth transmitían alegría, y me dan un calor… un extraño calor reconfortante, me hacía sentir que había algo bueno en mi vida, algo por lo que luchar —aparte de Marie—.


Esta hecho, Kristen ha cumplido lo que estaba destinado, le ha disparado a Edward. ¿podrá ella soportar tal dolor?....
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NOTA: Queda prohibida la copia total o parcial de este fanfic sin permiso de la autora. 

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