domingo, 10 de noviembre de 2013

Capítulo 18: Rosalie y su silencio.



Narrado por Isabella Swan.


…Tres meses después…


-Kristen necesitas volver a intentarlo- Dijo Jake entrando a la mansión Stewart.
-Jake ¿somos amigos?- pregunté caminando hacia él con la mirada en el suelo.
-Claro… ¿Qué pasa?- se acercó y tomo mi rostro entre sus manos delicadamente.
-No puedo- solté en un susurró apenas audible.
-Es solo un asesinato más, una persona más y tú, junto con tu hermana serán libres- contesto depositando un beso en mi mejilla.
-¡No lo entiendes! Él no es una persona más-
-¿Qué quieres decir?-
-Qué no lo mataré, no puedo-
-¡Lo sabía! ¡Sabía que lo querías!- gritó Jacob dándome una bofetada.
-¡¿Qué te pasa?!- grité  mientras las lágrimas brotaban de mis ojos.
-¡Ve y mátalo!- ordenó.
-¿Jake? ¿Qué pasa? Somos amigos…-
-¿Amigos? ¡No me hagas reír! ¡Tú y yo no somos nada! Simplemente necesitaba acercarme a ti para saber la verdad y ya la sé- dijo con gesto burlón.
-¡Te odio!- grité mientras salía corriendo, corrí por toda la ciudad hasta que mis piernas ya no pudieron, me senté en la acera y rompí en llanto.

¡Jacob me había utilizado y engañado! Yo le había contado muchas cosas, cosas que dolían, cosas que nadie más sabia, había vuelto a confiar en él plenamente, ¡que estúpida fui! Jacob nunca cambiaría, él era malo y punto. No se podía hacer nada por él, pero si podía salvar a Edward, porque ahora que Jacob sabía que no estaba en mis planes matar a Edward estaba segura él lo haría, incluso sé que le encantaría hacerlo.
Y entonces como si por primera vez el destino estuviera de mi lado, escuche a un auto detenerse enfrente de mí.

-¿Se encuentra bien señorita?- preguntó una hermosa voz aterciopelada, yo reconocería esa calidez donde fuera.
-Sí, gracias- conteste alzando la cabeza y entonces lo comprobé aquel hombre era Edward, lucía desalineado y  cansado. Debajo de los ojos tenía enormes ojeras, se le notaba preocupado. Además de que tenía una enorme tristeza, lo podía ver en sus ojos.
Al reconocerme abrió los ojos como platos, me levanto de la banqueta y me abrazó. No era un abrazó cualquiera este era especial, me hacía sentir segura, protegida, ¡querida!

-¡Kristen! ¿Dónde te metiste? No sabes cuánto te extrañe, ¡Te eché mucho de menos!- dijo sin soltarme -¿Por qué lloras?- preguntó separándose solo un poco de mí.
-No es nada- conteste intentado contener las lágrimas.
-¡Ven!- dijo jalándome hacia su flameante Volvo.
-¿A dónde?- pregunte.
-A mi casa, quiero que todos se enteren que has regresado- dijo con una hermosa sonrisa, y entonces todos los rastros de cansancio y estrés desaparecieron de él.
-Edward… no creo que sea buena idea- conteste apartándome y con la mirada fija en el suelo, no podía verlo a los ojos después de haberle disparado.
-¡Vamos Kris! Ellos decían que no regresarías pero lo hiciste-

Edward se veía tan feliz, con su hermosa sonrisa y sus ojos brillando… que me sentí incapaz de negarme.
El trayecto fue muy entusiasta por parte de Edward se la pasaba hablando de cosas triviales. Aunque yo solo contestaba con monosílabos, pues ni siquiera podía concentrarme en su plática, tenía miedo de ir a su casa, de ir y que Rosalie dijera la verdad, en realidad me sorprendía de sobremanera que no la haya dicho ya pero tampoco se debe tentar a la suerte y creo que ir a la casa de Edward era tentarla, tentarla demasiado.

-Te amo- soltó, me gire a verlo y parecía decir la verdad.

¿Pero apenas me conocía? No es que yo no sintiera nada por él, pero tampoco creí que fuera tan fuerte. Además, no venía al caso con su plática, no le había puesto mucho interés pero tampoco lo ignoraba lo suficiente para no darme cuenta que su te amo no tenía que ver con el tema.
Por lo que solo asentí.

Llegamos a su casa, Esme me saludó con abrazo muy cálido, Carlisle formalmente, Jasper solo meneo la cabeza, pero Emmett me cargo y comenzó a dar vueltas conmigo.

-¡Me alegro tanto que estés aquí! Edward se había vuelto un amargado-
-Gracias Emmett pero por favor bájame- roge, ya que comenzaba a marearme.
-Emmett le harás daño- dijo preocupada Esme.

Emmett me bajó, y mientras me acomodaba la ropa que gracias a Emmett había terminado como un desastre note que mi tatuaje de la cintura quedaba a la vista, rápidamente lo tape antes de que alguien lo notara, mejor dicho antes de que Carlisle lo reconociera.

-¡Kristen!- gritó Alice abrazándome efusivamente.
-Alice- dije tratando de sonreír.

Me alegraba y me entristecía que ellos estuvieran tan contesto de verme, no merecía aquella felicidad, no merecía a Edward, ni a Emmett, no merecía los abrazos de Esme y Alice, no merecía ser tan apreciada y mucho menos por parte de los Cullen.

-Rosalie ven a saludar a Kristen- oí que decía Emmett emocionado.

Me gire hacia las escaleras y hay de pie estaba Rosalie matándome con la mirada, pude ver el fuego en sus ojos. Entonces temí que fuera a decir la verdad, trate de dirigirle una sonrisa pero no estoy muy segura que me haya salido.
Rosalie subió corriendo, dejando una situación muy incómoda. Una vez más le agradecí su silencio.

-Discúlpala por favor, no sé qué le pasa- pidió Esme.
-¿Puedo ir a hablar con ella?- pregunté tratando de controlar mi miedo a que hablará, aunque no hice un buen trabajo ya que mi voz salió en un tono de súplica.
-Claro ve- contesto Carlisle.

Mientras subía las escaleras sentí la mirada de todos los Cullen en mi espalda, solo esperaba no caer, eso sería una vergüenza continental.
Toque la puerta del dormitorio de Rosalie y escuche un molesto “pasa”.
Abrí la puerta lentamente, entre y la cerré.
Rosalie estaba acostaba boca abajo en su cama.

-Rosalie…- iba a pedir disculpas pero preferí callarme, pues al escuchar mi voz se paró de un brinco y me observo con furia.
-¡¿Qué haces aquí?!- gritó.
-Rosalie déjame explicarte-
-¡¿Qué?! ¡Lo intentas matar dos veces y después vienes y pones tu cara de ángel con todos!-
-¿Dos veces?- pregunté desconcertada.
Ella rodo los ojos.
-Cuando te fuiste lo dejaste muriendo ¡no quería hacer nada! ¡No comía ni bebía! Parecía un robot, pero tú no estabas, ¡lo habías dejado! Y después regresas y lo ¡intentas matar a balazos! Dime ¿Por qué llamaste a Carlisle? ¡¿Querías que sufriera viendo morir a su hijo?!- dijo acercándose.
-Rosalie yo no quería, te lo jur…- no pude terminar pues sentí la mano de Rosalie en mi mejilla y después me comenzó a arder. Rosalie me había pegado.
-¡No jures!- gritó ahora más molesta.

Entonces la puerta se abrió y Emmett entro corriendo.

-¡Ey chicas, tranquilas!- dijo tratando de abrazar a Rosalie pero ella no se dejó.

Enseguida toda la familia llegó.
Edward me abrazo y tomo mi rostro en sus manos, entonces vi la furia saltar en sus ojos.
¿Se habría dado cuenta? ¿Habrían escuchado la pelea?

-¡Rosalie le pegaste!- no era una pregunta, era una acusación.
-Ella se lo gano- contesto ella.
-Rosalie que descortés de tu parte- la reprendió Esme.
-Ha sido mi culpa, tengo que irme- dije tratando de escabullirme.
-No, no dejaré que te vayas por culpa de Rosalie- sentenció Edward.
-¡Déjala que se vaya, nos haría un favor!- gritó Rosalie.
-Basta Rosalie- dijo Carlisle calmadamente pero con voz autoritaria e intimidatoria.
-No peleen por mí, ya he hecho suficiente– dije viendo a Rosalie la que capto mi mensaje.

Salí de la habitación, pero Edward me alcanzo.

-Por favor no me dejes, no otra vez- pude sentir el dolor en sus palabras, un nudo en mi garganta amenazaba con sacarme lágrimas.
-Edward es lo mejor, quizá ahora no lo entiendas, pero lo harás- dije dándole la espalda.

-Quiero entender, explícame-

Edward está tan ciego.... ¿Cómo reaccionará cuando se enteré de la verdad? Ya faltan tan solo dos capítulo para el final de esta historia
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NOTA: Queda prohibida la copia total o parcial de este fanfic sin permiso de la autora. 

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