Las semanas pasaron,
cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, cada instante me enamoraba más
de Edward. Todo lo que pasaba con él era digno de ser recordado.
-Bella ¿hoy tampoco
llegarás a casa?- preguntó René.
Dese hace cuatro meses
que era novia de Edward, prefería quedarme en su casa, con él. Odiaba que
Charlie se quisiera hacer el padre responsable y cariñoso que nunca fue. Según
él se había dado cuenta que estaba haciendo mal y que estaba arrepentido pero
que él estuviera arrepentido no cambiaba nada.
Había crecido sin un
padre que me apoyara, que me ayudara a hacer las tareas, que me dijera que me
quería, que me festejara mi cumpleaños, que se sentará a platicar conmigo, que
me contarás cuentos para dormir. Y su arrepentimiento no curaba todos sus
rechazos, así que era su turno de sufrir.
-No lo sé- contesté
mientras observaba el coctel de fruta que estaba enfrente de mí. El olor a
fruta fresca me causo asco, tanto que tuve que salir corriendo al baño para
vomitar.
-Bella ¿estás bien?-
preguntó René tocando la puerta del baño.
-Sí- conteste
enjuagándome la boca.
Salí del baño con mala
cara, desde pequeña odiaba vomitar, esa sensación que me producía era terrible…
era un desesperación que me sacaba de quicio.
-Bella llevas varios
días vomitando, deberías ir al doctor- soltó Charlie.
-Aja- lo ignoré.
Aunque Charlie tenía
razón, de hace a próximamente un par de semanas me daban mareos y nauseas
constantemente. Tal vez si debería ir al doctor.
*Toc toc*- Edward había llegado por mí.
-Me voy- avisé tomando
mi mochila del suelo.
Salí y como todas las
mañanas los brazos de Edward me recibían, haciéndome sentir en el paraíso.
Subimos al Volvo y me
llevó al instituto.
Él no estudiaba en el
instituto, según estudiaba por internet. Pero ni él ni yo podíamos estar
separados por mucho tiempo, así que él me llevaba y recogía del instituto.
Llegamos a la escuela
donde la mayoría corría para los salones, pues ya era un poco tarde.
-¿Hoy vendrás?-
pregunté.
-Claro- dijo con una
sonrisa.
-Entonces hasta luego-
me despedí.
Abrí la puerta del
auto, pero la fuerte mano de Edward me detuvo.
-¿No me darás mi
beso?- preguntó haciendo un lindo puchero.
Sonreí, me acerque
planeando darle un sencillo y rápido beso de despedida, pero Edward no dejo de
besarme hasta que me dio un ataque de risa.
-¿Por qué la risa?-
preguntó.
-Porque me harás
llegar tarde- le advertí.
El sonrío y yo baje.
Me era insoportable
pasar siete horas sin él. Aunque al lado de Alice y Rosalie era más aceptable.
***
-Bella ¿cómo te fue
esta mañana?- preguntó Carlisle al verme entrara la casa tomada de la mano de Edward.
-Bien gracias-
conteste.
-¡Vengan a comer!- nos
invitó Esme.
-Pasen chicos- dijo
Carlisle haciendo un ademan para señalar pasáramos primero.
-Claro- contesto
Edward jalándome ligeramente hacia el comedor.
Iba a sentarme en la
silla que Edward mantenía esperándome, pero de pronto todo se movió y después
oscureció.
Luego de lo que
pareció un segundo, desperté, intente moverme pero unas manos me detuvieron.
Abrí los ojos lentamente y me tope con la mirada preocupada de Edward. Seguí
observando, estaba en su habitación, pero Alice y Esme estaban recargadas en el
umbral de la puerta, mirando directamente a donde me encontraba. Carlisle
estaba parado al lado de mí, entonces note estaba acostada en la cama de
Edward. Todos con gesto preocupado.
-¿Qué paso?- pregunté
en un susurró.
-Te desmayaste-
contesto Edward dedicándome una sonrisa.
-¿Cómo te sientes?-
preguntó Carlisle.
-Bien, un poco
atontada pero bien- dije.
-¿Me permiten un
momento con Bella?- preguntó Carlisle.
Alice y Esme
asintieron y salieron de la habitación pero Edward no se movió ni un
centímetro.
-Edward- dijo
Carlisle.
-No pienso moverme de
aquí- contesto Edward.
-Edward, fue solo un
desmayo- le dije.
El negó con la cabeza.
-Por favor- pedí.
Edward me miro
indeciso, pero se fue a un paso extremadamente lento.
-¿Qué sucede?- le
pregunté a Carlisle cuando me asegure de que Edward se había ido.
-¿Te has sentido mal últimamente?-
preguntó con tono de profesional.
-No… bueno he vomitado
un poco- conteste tratando de recordar.
-¿Desde hace cuanto?-
-Un par de meses,
creo-
-Bella necesito
hacerte un par de análisis-
-¿Análisis?- pregunté
sorprendida.
-Sí, lo más pronto
posible-
-Bien-
-¿Te importaría si te
los hago en mi consultorio o prefieres el hospital?- preguntó.
-¡Su consultorio!
¡Odio los hospitales!-grité.
-Entonces vamos de una
vez- dijo sonriendo y dándome la mano para que me parara.
Salimos de la
habitación, en seguida Edward apareció.
-¿A dónde van?-
preguntó abrazándome.
-A mi consultorio-
-¿Por qué? ¿Qué tiene?
¿Está bien?- preguntó Edward desesperado.
-Ed tranquilo solo son
unos análisis- conteste.
-Voy con ustedes-
Nos fuimos en el
Mercedes de Carlisle.
El consultorio estaba
en el mero centro de Forks. Era grande, más que un consultorio era una clínica.
Carlisle le ordenó a Edward esperara afuera mientras me sacaban sangre.
Lo actualizaré cuando tenga tiempo.
Si desean conocer mas de mis historias pidan unirse a mi grupo: Novelas del corazón
Autora: Zitlali Nna-Star
Colaboradoras: Andre y Maria.

Esta embarazada!!!! O.o
ResponderEliminarOMG no puedes ser pero eso em huele a embarazo o no?????
ResponderEliminar