lunes, 25 de marzo de 2013

Capitulo 7: Secuestrando a Rosalie.



-¿Por qué?- preguntó confundido.
-Estoy casada- ¡Que buen pretexto! Hasta que de algo me servía Jacob.
-Vamos Kristen no es verdad, no me mientas-
-¿Por qué estás tan seguro?-
-Porque si así lo fuera él hubiera estado en el hospital en vez de ese joven. Y estaría contigo ahora- contesto.
-Kristen, mi padre te manda es…- Dijo Jacob entrando a mi departamento pero al ver a Edward se quedó callado.

¿Cómo diablos había entrado Jacob? ¡Había dejado abierto!

-Hola Jacob- Saludó cortes Edward.
-¿Qué haces aquí y con mi esposa?-  preguntó Jacob molesto.
-Viene a visitarla- contesto casual Edward.
-Pues tu visita se acabó, así que puedes irte-
-Nos vemos Kris- se despidió Edward, mandándome un beso con la mano.

Una vez que Edward salió de mi departamento Jacob me dio un sobre amarillo. Lo que significaba tenía trabajo.

-¿Y ahora a quién?- pregunté.
-A tu admirador- contesto Jacob señalando con la mirada la puerta por donde había salido Edward.

Abrí el sobre apresuradamente esperando que mi próxima víctima no fuera Edward. Pero al abrir el sobre me encontré con la fotografía e información de Rosalie Hale la comprometida de Emmett hermano de Edward.

-Mi padre no quiere que la elimines solo que la secuestres-
-¿Cuánto tiempo?-
-Hasta que tengas nuevas órdenes-
-¿Cuándo la secuestro?-
-Esta misma noche-
-¡Me duele todo! ¡¿Cómo pretendes la secuestre?!- grité molesta.
-Te tomas algo y haces tu trabajo-
-¡Son moretones!- me quejé.
-Kristen me importa un bledo si te duele o no, vas y secuestras a Rosalie.
-¿A dónde la llevó?- pregunté.
- A la mansión que te dio mi padre-
-Ok-

Jacob se fue y yo tuve que sacar las cosas que había aventado bajo mi cama. Tome una pistola y una navaja. Saqué mi clásico pasamontañas y mis gafas.

Me subí a mi camioneta blanca, y conduje hasta la mansión. Camine a mi recamara, empuje la cama hasta el otro lado de la habitación, quite el tapete, presione el diamante del anillo que Jacob me había dado y  el piso comenzó a abrirse en dos. Dejando a la vista unas escaleras.  Baje por ellas y mi enorme bodega de armamento se ilumino.
Las paredes estaban llenas de armas, cartuchos, medicinas, lazos, drogas,  esposas, sustancias toxicas, sustancias para hacer que alguien se desmayara, entre muchas otras cosas más. Además todas las bodegas de todas las mansiones estaban conectadas entre sí.

Tome una jeringa con la sustancia para dormir y un par de esposas con sus respectivas llaves. Subí las escaleras, cerré la entrada a mi bodega y acomode todo en su lugar.
Me cubrí el rostro con las gafas y el pasamontañas, acomode la pistola en mi jeans y la navaja en mis converse, las esposas las guarde en las bolsas de mi sudadera, al igual que la jeringa.
Entonces volví a abrir el sobre amarillo y pase las hojas de información hasta encontrarme con su horario. En quince minutos salía del gimnasio.  
Aborde mi Jeep y salí disparada hacia el gimnasio, en diez minutos ya había llegado, me estacione una calle adelante, entonces la joven rubia salió con un bolso y comenzó a caminar hacia mí.
Cuando ella iba a dar la vuelta, baje de mi camioneta prepare la jeringa, me acerque por detrás y la inyecte en el brazo.
Ella apenas si se dio cuenta, ya que actué sigilosamente.

La subí al asiento trasero de mí camioneta y conduje hasta la mansión.
Al entrar encontré estacionado en el garaje al auto de Jacob, algo que no me agrado mucho. Pero bueno al menos me ayudaría.

-¡Jacob!- grité. En seguida el salió.
-¿Qué?-
-Ayúdame. Llévala a la habitación de huéspedes- pedí, abriendo la puerta derecha trasera para que Jacob viera a Rosalie.

Jacob la cargo y la llevó a la habitación de huéspedes, para después irse. Lo que me hizo pensar que solo había venido a verificar hiciera mi trabajo.
Mientras Rosalie seguía inconsciente, le coloque las esposas en las manos y otras en los pies.
Al terminar, fui a preparar algo de comer.
Abrí el refrigerador y había pedazos de pescado, así que los empanice, bueno solo empanice cuatro y guarde los otros. Hice jugo de naranja y gelatina.
Pasaron tres horas para que Rosalie se despertara, en cuanto lo hizo empezó a gritar, por lo que me corrí a callarla. Le amarre un trapo en la boca. Me miraba con terror y pánico, lo que me hizo sentir culpable.

-Tranquila- pedí. -¿Tienes hambre?- pregunté con ternura, tratando de calmarla.

Ella meneo la cabeza diciendo que sí.

-Regreso en un momento- avisé saliendo de la habitación.

Tome un plato puse un poco de ensalada de lechuga y un pedazo de pescado. Y en un vaso serví un jugo.
Camine hasta el cuarto de huéspedes, donde Rosalie me esperaba sentada. Deje la comida en la mesita al lado de la cama y me senté a un lado de Rosalie.

-Te voy a quitar el trapo, pero por favor no grites, si lo haces tendré que ponértelo- comente. La rubia asintió con la cabeza.

Me acerque lentamente hacia ella y le quite el trapo.

-¡Auxilio! ¡Ayuda!- gritó desesperada.

Me avente –literalmente– a ella y le tape la boca con la mano, mientras ella intentaba zafarse de mí.

-¡Tranquila!- grité forcejeando y aguantando el dolor que me producía moverme tan rápido.
-Suéltame, suéltame- comenzó a decir.
 -Rosalie, si me obedeces no te va a pasar nada. ¡Pero tienes que hacerme caso!- dije desesperada.
-Mi novio es policía y te atrapara- amenazó.
-Tu cuñado y suegro no han podido- conteste sonriendo con autosuficiencia.
-¡Ayuda!- gritó.
-¿Qué sucede aquí?- preguntó de mala gana Jacob quien llevaba un pasamontañas azul.
-Suéltenme- ordenó Rosalie intentando empujarme.

Jacob camino hacia nosotras sin decir nada, por experiencia sabía que era mejor que yo me retirara. Me levante y le deje el espacio libre a Jacob, Rosalie nos observó con confusión y miedo. Jacob se acercó a ella, la tomo del pelo y le dijo en tono intimidante.

-Haber rubiecita, creo que no has entendido que por tu bien debes obedecernos, así que mejor guarda silencio- al termino la aventó contra la cama.
-Ya te he dicho que no seas tan dulce- dijo Jacob cuando pasaba a mi lado para irse a sentar la sala para ver la televisión.

Rosalie estaba como en estado de shock o tal vez pensaba en sus opciones.
Me acerque nuevamente a ella.

-¿Qué me van a hacer?- preguntó al borde de las lágrimas.
-No llores, no te haremos daño solo es un mensaje para la familia de tu prometido. Pero debes hacerme caso y obedecerme, de otra forma no podré ayudarte-
-¿Ayudarme?- preguntó confundida.
-Sí, porque si causas problemas,  el chico que entro te llevará y no sé qué te hará- dije para que me hiciera caso, aunque era un tanto cierto.
-¿Si hago lo que me digas tú me protegerás?- preguntó como una niña cuando le han dado una pequeña esperanza.
-Te lo prometo, ahora a comer- dije pasándole la comida.
-¿Cómo se supone debo comer? ¿Me quitas las esposas? Prometo no intentar nada-

Toque el bolsillo de atrás de mis jeans y saque las llaves, con precaución de quite las esposas de los pies y manos. Y ella cumplió, solo se dedicó a comer.

Espero les guste. Lo actualizaré cuando tenga tiempo.
PUEDEN DEJARME UN MENSAJE SIN ESTAR REGISTRADOS, para mi es muy importante su opinión  Gracias.
Si desean conocer mas de mis historias pidan unirse a mi grupo: Novelas del corazón

NOTA: Queda prohibida la copia total o parcial de este fanfic sin permiso de la autora.

2 comentarios:

  1. Me pareces una secuestradora, muy amable y dulce, teeeeermuritaaaaaa. tu admirador secreto.



    ResponderEliminar
  2. teeeernuritaaaaaaaaaaaaa

    ResponderEliminar