Decidí confiar en Rosalie y mientras
comía fui a ver que hacia Jacob.
-¿A qué viniste?- le pregunté al
verlo desparramado en el sofá cambiando los canales de la televisión sin dejar
alguno.
-¿Qué, no puedo venir a visitarte?-
dijo sin modificar su postura.
-No- dije cortante.
-¡Ya acabe!- gritó Rosalie desde el
cuarto.
Fui por los trastes sucios, los lave
y regrese a la habitación con Rosalie.
-¿Te gusta leer?- le pregunté,
buscando hacer platica para entretenerla.
-No mucho- contesto.
-¿Qué te gusta hacer?- pregunté.
-Estar en compañía de mi
comprometido-
-Emmett ¿cierto?-
-Si-
-¿Lo quieres mucho?-
-Lo amo, como no te imaginas- dijo
mientras sus ojos se iluminaban.
-Debe estar preocupado- pensé en voz
alta.
-¿Me dejas hablarle? Solo para
decirle que estoy bien-
-Lo siento, pero el propósito es que
se asusten-
Rosalie frunció el ceño, pero no dijo
nada más.
Y así paso una semana. Yo trataba de
que Rosalie no se aburriera, pero eso era casi imposible encerrada en una
habitación y sin televisión u otros objetos.
Rosalie a diario me pedí hablar con
Emmett, un día estuve a punto de aceptar pero al final me negué, si dejaba que
hablara con él arruinaría todo. Y a James no le gustaría mucho.
Jacob se la pasaba en la mansión, a
veces durmiendo, otras molestándome. Pero al menos cuando necesitaba algo, él
lo compraba o conseguía, según el caso.
Era viernes y tenía que ir a ver a Edward,
para amenazarlo. Aunque suponíamos que él ya sabía que nosotros, bueno que yo,
tenía a su cuñada.
-Rosalie, te quedarás con mi
compañero unos momentos- avisé pasando por la puerta de su habitación.
-Pero él me da miedo- dijo
tímidamente.
-Tranquila solo no lo hagas enojar-
Me subí a mi camioneta blanca,
dejando a Jacob en la mansión.
Jacob había citado a Edward en una
construcción abandonada. Estacione mi camioneta
a tres cuadras de la construcción. Comencé a caminar hacia él, cuando
estaba a punto de llegar revise que no hubiera policías escondidos.
Solo estaba él, recargado sobre su
volvo, en medio de la oscuridad. Se veía tan sexy…
¡Concéntrate!-gritó
una vocecita en mi cabeza.
Camine hacia él, con la mano lista
para tomar mi pistola si era necesario –que esperaba no lo fuera–.
-Así que tú tienes a Rosalie- dijo
Edward al verme acercarme.
Claro, no podía reconocerme porque llevaba
el rostro cubierto –como siempre–.
-Te dije que dejaras de perseguirme-
conteste con voz fría.
-Yo no me doy por vencido-
-Entonces tu familia pagara-
-¿Dónde está?- dijo refiriéndose a
Rosalie.
-No lo sé, quizá en este momento está
en alguna calle tirada- conteste con desinterés.
-¿Dónde está?- repitió con voz dura.
-Espero te quede claro: Deja de
investigarme- dije girando sobre mis talones para volver a la mansión.
Me sorprendió que Edward no intentara
nada mientras que me iba, pero supuse
que tenía miedo por lo que le pudiera pasar a Rosalie.
Cuando llegué a la mansión, todo
estaba tranquilo y no había rastro de Jacob, pero al entrar a la sala escuche
un gritó de Rosalie:
-¡Auxilio! ¡Suéltame!-
Corrí a la habitación de huéspedes,
me quedé sorprendida al ver a Jacob sobre Rosalie, mientras esta intentaba
liberarse de él.
-¡Jacob!- grité molesta.
-Largo- contesto él.
Pero yo le había prometido a Rosalie
cuidar de ella.
Jale a Jacob del cabello hacia tras,
pero lo único que logre fue quitarle en pasamontañas. Y él no me hacía caso,
entonces lo jale del cuello de la playera hacia tras, estampándolo contra la
pared. Para después darle una patada, pero el agarró mi pie provocando que me
cayera. Cuando Jacob iba a volver a abalanzarse contra Rosalie, le jale el pie
haciendo que el también cayera al suelo.
-¡Rosalie súbete a la camioneta
blanca!- le grité. Al instante Rosalie me hizo caso y salió corriendo.
Me puse de pie y saque mi pistola
apuntándole a Jacob.
-¿Qué te pasa?- preguntó muy molesto
Jacob.
-Le prometí que la cuidaría-
-Es solo una rubia-
-¡Cállate!- grité.
Comencé a retroceder sin dejar de
apuntarle cuando estuve suficientemente lejos de él, di la espalda y corrí a la
cochera, pero aún lo escuche gritar:
-¡Esto te va a salir muy caro!-
Me subí a la camioneta, donde Rosalie
me esperaba como copiloto y me miraba atónica.
Salí muchísimo más rápido que de
costumbre, con dirección a la estación de policías.
-Bonito anillo- dijo Rosalie.
Observando el anillo que Jacob me había dado.
-No es momento de halagos- dije con
voz dura -Márcale a Edward dile que vayan rápidamente a la estación de
policías, y que vayan armados- añadí
dándole mi teléfono celular.
Ella lo tomó y marco:
-¿Edward?-
-Estoy bien. Escucha ve a la estación
de policía armado, lleva a Jasper, Emmett y Carlisle-
Antes de que dijera algo más le quite
el teléfono y colgué.
-Gracias- dijo Rosalie de repente.
-¿Por qué?- pregunté confundida.
-Por ayudarme-
-Te prometí que lo haría-
Llegue a la estación de policía y ahí
estaba un Volvo plateado, un Mercedes negro y un Jeep verde.
-Voy parar a un lado del Volvo y tú
debes bajarte y cerrar la puerta- le ordené.
-¿Qué pasara contigo?-
-No lo sé-
-Gracias-
-¿Te puedo pedir un favor?-
-Claro-
-Convence a Edward que deje en paz el
caso Labios rojos-
-Bien-
Entonces llegue aún lado del Volvo,
me pare, Rosalie bajo, pero cuando ella iba a cerrar la puerta Edward la detuvo
y me observo.
-Váyanse de aquí, no deben tardar en
llegar- dije arrancando velozmente.
Seguramente Jacob había avisado a
James, quien habría mandado a los chicos para que me persiguieran y si James
notaba que me había detenido, por muy mínimo que fuera sabría que había dejado
a Rosalie.
Aunque solo me quedaba una pequeña y
casi imposible opción: Que Jacob no le haya dicho nada a James. Y que
encontrara alguna forma de convencerlo de que no lo hiciera.
Espero les guste. Lo actualizaré cuando tenga tiempo.
PUEDEN DEJARME UN MENSAJE SIN ESTAR REGISTRADOS, para mi es muy importante su opinión Gracias.
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Autora: Zitlali Nna-Star
NOTA: Queda prohibida la copia total o parcial de este fanfic sin permiso de la autora.

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