lunes, 13 de mayo de 2013

Capitulo 15: Phoenix.



-Entonces Alice te dijo que Edward solo jugaba contigo- confirmo Rosalie.
-Si-
-¿Fuiste tan estúpida de creer?- me dijo con reproche.
-¡Me lo grito! Ella me lo dijo-
-¡Isabella Swan nunca pensé que fueras tan estúpida!- gritó Rosalie golpeando la cama.
-Deja de decirme estúpida- pedí.
-Bella, estoy segura que Alice lo dijo por lo que creyó ver-
-No pensarías lo mismo, si hubieras visto como lo dijo- dije y una lágrima recorrió mi rostro.
-Suponiendo que es verdad ¿Qué piensas hacer?-
-No sé, quizá me vaya para que no se entere del bebé-
-¡Bebé! No me digas que estás embarazada-
-Tengo dos meses-
-¡Bella! En todo caso, él debe hacerse cargo del bebé-
-¡No! No quiero nada de él-
-Duerme por ahora, mañana tenemos instituto- dijo acostándose en un lado de la cama y cubriéndose con las cobijas.

Me acomode a su lado, y trate de dormir, pero al cerrar los ojos, las palabras que Alice había pronunciado con tanto fervor, se hacían presentes. Como miles de voces dentro de mí, repitiendo lo que me había destrozado. Y así fue hasta quedarme perdida en los brazos de Morfeo.

Me desperté gracias a un rayo de luz que se filtraba por la cortina de la habitación, apuntando directamente a mis sensibles ojos.
Busque a Rosalie a mi lado pero no estaba.

-¿Rosalie?-
-¡Ya salgo!- gritó Rosalie desde el baño.

Me levante un poco mareada, y me sentía como si estuviera en otro mundo. Como si mi cuerpo estuviera en la habitación de Rosalie, pero mi mente deambulaba por lugares desconocidos, llenos de miedo, terror, dolor, tristeza y sobre todo soledad…
-¡Bella!- gritó Rosalie pasando su mano enfrente de mi rostro.
-Mande-
-Llevó hablándote diez minutos y no me haces caso- se quejó.
-Lo siento-
-Ya, mejor arréglate que llegamos tarde al instituto-

¡El instituto! Tendría que ver a Alice, pero ¿Qué más daba? Solo tenía que ignorarla y listo.
Me puse lo que Rosalie me dio, sin renegar ni pelear, ni siquiera había notado que me había dado.
El padre de Rosalie nos llevó al instituto, en su auto.

En el día Alice trato de hablarme, pero no le di oportunidad. Ya se habían burlado suficiente de mí. Rosalie insistía en que la escuchara, pero ¿para qué? ¿Para qué me terminara gritando? ¡No!
Ella me había traicionado, había dejado que su hermano se burlara de mí. Y se suponía que era mi mejor amiga.
Y entonces decidí que ya no iría a la escuela, pues corría el riesgo de ponerme a llorar en cualquier momento, por cualquier cosa.
Solicite el permiso para tres días, ya que el cuarto sería la graduación y a ella si asistiría.
Tuve que decir que estaba enferma y como eran los últimos días ya no hacíamos nada así que me dieron el justificante rápidamente.
Pero yo no quería volver a mi casa ¿Qué haría hay sola? Terminaría cortándome las venas. Así que me quede en casa de Rosalie, mientras ella se iba al instituto yo le ayudaba a su mamá.
Edward ni siquiera intento buscarme, por lo que confirme lo que Alice me había dicho tan violentamente, Alice sabía dónde estaba pero tampoco me había ido a buscar.
Así comprobé que solo era un juego para los Cullen, y aunque me dolía mucho, me dolía más que mi bebe crecería sin padre.
Mi bebé que no tenía culpa de nada solo crecería con una madre, y una tía –Rosalie– porque no pensaba decirles a mis padres que estaba embarazada.  Charlie me echaría de casa y yo tenía dignidad, o al menos quería conservar la poca que Edward y Alice me habían dejado, así que me iría yo sola, sin que me echaran.
Y René se decepcionaría mucho, quizá, incluso hasta se enojara y apoyara a Charlie.

Era el día de la graduación yo no tenía muchos ánimos de asistir, pero Rosalie me había obligado a ir.
Ya había pasado toda la ceremonia, estaba a punto de irme cuando una voz, irrumpió en la poca tranquilidad que me quedaba. Si era su voz.
-Bella ¿puedo hablar contigo?- preguntó Edward.
-No- conteste.

Gire sobre mis talones y fui a hablar con Josh.

-¿Y qué piensas hacer?- me preguntó curioso.
-Largarme de este maldito pueblo- respondí con rabia.
-¿A dónde?-
-No lo sé, solo quiero irme, desaparecer… quiero dejar de sentir-
-Bueno, yo tengo un departamento en Phoenix, si quieres puedes irte ahí-
-¿Enserio?- pregunté estupefacta.
-Sí, mira yo te quiero mucho y si lo que necesitas es irte de aquí, te ofrezco mi departamento-
-Josh, ¿Cuándo puedo mudarme?-
-Si quieres está misma tarde-
-¡Gracias, gracias!- conteste abrazándolo efusivamente.

Eso haría, iría a casa de mis padres, empacaría y me mudaría esa misma tarde, no quería estar ni un segundo más en Forks.
Josh me dio la dirección y las llaves. Y yo le rogué no le dijera a nadie a donde había ido.
Más tarde me despedí de Rosalie, pero no le quise decir a donde me iba. Solo Josh estaba enterado.
Después me dirigí a casa de mis padres, afortunadamente Charlie no estaba así que le dije  René, que tenía que irme. Tengo que reconocer me dolió dejar llorando a mi madre, pero si me quedaba mi bebé sufriría junto con todos los demás que me rodearan.
Busqué un taxi y le pedí me llevará al aeropuerto, me cobró relativamente barato porque no llevaba más que una maleta, que no era demasiado grande.

Una vez en el aeropuerto tome un avión a Phoenix, mientras se elevaba lagrimas recorrieron mis mejillas. Estaba huyendo como una cobarde, huía de Edward, de Alice, del dolor, de mí…
Solo quería que todo lo que sentía en ese momento se quedara en Forks, como se quedaría toda mi vida.
Por qué en Phoenix, tendría una nueva vida –o eso esperaba– tendría un hermoso bebé, que me la pasaría recordando a su estúpido padre, y solo por eso aunque odiara admitirlo lo amaba. Porque era el fruto de mi amor por Edward, era la consecuencia de querer a alguien de verdad.

Llegue a Phoenix en la noche, había un bonito paisaje. Tuve que contratar otro taxi para que me llevara a la dirección que Josh me había dado.
Después de una hora, llegue al departamento. Al abrir la puerta me recibió un aire que olía a soledad y dolor.
Me metí y fui a dejar mis cosas a una de las habitaciones, entonces me senté en el sillón de la sala y me quedé ahí, sin moverme.
Era como una estatua, mi mente volvió a volar por su propio mundo, un mundo donde imaginaba lo feliz que pudo haber sido con Edward.
Me imagine diciéndole que sería padre, y él me abrazaba felizmente. Después imagine que me proponía matrimonio, y nos casábamos. 
Tenías muchos hijos y a todos los queríamos mucho, Edward jugaba con ellos mientras yo los observaba desde una hamaca,  pero de la nada todo comenzó a oscurecerse. Era como si la oscuridad quisiera comérselos, entonces corrí desesperada hacia ellos, pero era tarde, Edward se resbalo entre mis dedos y con él los niños. Entonces la oscuridad cubrió todo y comencé a sentir que me asfixiaba, en un intento desesperado por seguir viviendo comencé a golpear a todos lados, pero era como si estuviera en medio de la nada.
La oscuridad había consumido todo a su paso. Al no haber porque luchar deje que intentar respirar, ¿para que luchaba? Mi mundo estaba en completa oscuridad, pero justo cuando comenzaba a dejarme morir, una pequeña centella de luz llamo mi atención intente tomarla pero no podía, la oscuridad ejercía fuerza sobre mí y no deseaba dejarme seguir, pero yo tenía que seguir esa centella, tenía que vivir por ella.

Y entonces jale aire con todas mis fuerzas y… desperté. Sin notarlo me había quedado dormida en el sofá, imaginando como hubiera sido mi vida si Edward me quisiera.
Pero entonces seque las lágrimas que rodaban en mi rostro y me dije a mi misma:
¡Es suficiente Isabella! No puedes pasar la vida llorando por un idiota, ¡vas a tener a un hijo! ¡Eso debería bastarte para aferrarte a la vida!

 Lo actualizaré cuando tenga tiempo.
Si desean conocer mas de mis historias pidan unirse a mi grupo: Novelas del corazón
Colaboradoras: Andre y Maria.

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