-Entonces Alice te
dijo que Edward solo jugaba contigo- confirmo Rosalie.
-Si-
-¿Fuiste tan estúpida
de creer?- me dijo con reproche.
-¡Me lo grito! Ella me
lo dijo-
-¡Isabella Swan nunca
pensé que fueras tan estúpida!- gritó Rosalie golpeando la cama.
-Deja de decirme
estúpida- pedí.
-Bella, estoy segura
que Alice lo dijo por lo que creyó ver-
-No pensarías lo
mismo, si hubieras visto como lo dijo- dije y una lágrima recorrió mi rostro.
-Suponiendo que es
verdad ¿Qué piensas hacer?-
-No sé, quizá me vaya
para que no se entere del bebé-
-¡Bebé! No me digas
que estás embarazada-
-Tengo dos meses-
-¡Bella! En todo caso,
él debe hacerse cargo del bebé-
-¡No! No quiero nada
de él-
-Duerme por ahora,
mañana tenemos instituto- dijo acostándose en un lado de la cama y cubriéndose
con las cobijas.
Me acomode a su lado,
y trate de dormir, pero al cerrar los ojos, las palabras que Alice había
pronunciado con tanto fervor, se hacían presentes. Como miles de voces dentro
de mí, repitiendo lo que me había destrozado. Y así fue hasta quedarme perdida
en los brazos de Morfeo.
Me desperté gracias a
un rayo de luz que se filtraba por la cortina de la habitación, apuntando directamente
a mis sensibles ojos.
Busque a Rosalie a mi
lado pero no estaba.
-¿Rosalie?-
-¡Ya salgo!- gritó
Rosalie desde el baño.
Me levante un poco
mareada, y me sentía como si estuviera en otro mundo. Como si mi cuerpo
estuviera en la habitación de Rosalie, pero mi mente deambulaba por lugares
desconocidos, llenos de miedo, terror, dolor, tristeza y sobre todo soledad…
-¡Bella!- gritó
Rosalie pasando su mano enfrente de mi rostro.
-Mande-
-Llevó hablándote diez
minutos y no me haces caso- se quejó.
-Lo siento-
-Ya, mejor arréglate
que llegamos tarde al instituto-
¡El instituto! Tendría
que ver a Alice, pero ¿Qué más daba? Solo tenía que ignorarla y listo.
Me puse lo que Rosalie
me dio, sin renegar ni pelear, ni siquiera había notado que me había dado.
El padre de Rosalie
nos llevó al instituto, en su auto.
En el día Alice trato
de hablarme, pero no le di oportunidad. Ya se habían burlado suficiente de mí.
Rosalie insistía en que la escuchara, pero ¿para qué? ¿Para qué me terminara
gritando? ¡No!
Ella me había traicionado,
había dejado que su hermano se burlara de mí. Y se suponía que era mi mejor
amiga.
Y entonces decidí que
ya no iría a la escuela, pues corría el riesgo de ponerme a llorar en cualquier
momento, por cualquier cosa.
Solicite el permiso
para tres días, ya que el cuarto sería la graduación y a ella si asistiría.
Tuve que decir que
estaba enferma y como eran los últimos días ya no hacíamos nada así que me
dieron el justificante rápidamente.
Pero yo no quería
volver a mi casa ¿Qué haría hay sola? Terminaría cortándome las venas. Así que
me quede en casa de Rosalie, mientras ella se iba al instituto yo le ayudaba a
su mamá.
Edward ni siquiera
intento buscarme, por lo que confirme lo que Alice me había dicho tan
violentamente, Alice sabía dónde estaba pero tampoco me había ido a buscar.
Así comprobé que solo
era un juego para los Cullen, y aunque me dolía mucho, me dolía más que mi bebe
crecería sin padre.
Mi bebé que no tenía
culpa de nada solo crecería con una madre, y una tía –Rosalie– porque no pensaba
decirles a mis padres que estaba embarazada.
Charlie me echaría de casa y yo tenía dignidad, o al menos quería
conservar la poca que Edward y Alice me habían dejado, así que me iría yo sola,
sin que me echaran.
Y René se
decepcionaría mucho, quizá, incluso hasta se enojara y apoyara a Charlie.
Era el día de la
graduación yo no tenía muchos ánimos de asistir, pero Rosalie me había obligado
a ir.
Ya había pasado toda
la ceremonia, estaba a punto de irme cuando una voz, irrumpió en la poca
tranquilidad que me quedaba. Si era su voz.
-Bella ¿puedo hablar
contigo?- preguntó Edward.
-No- conteste.
Gire sobre mis talones
y fui a hablar con Josh.
-¿Y qué piensas
hacer?- me preguntó curioso.
-Largarme de este
maldito pueblo- respondí con rabia.
-¿A dónde?-
-No lo sé, solo quiero
irme, desaparecer… quiero dejar de sentir-
-Bueno, yo tengo un
departamento en Phoenix, si quieres puedes irte ahí-
-¿Enserio?- pregunté
estupefacta.
-Sí, mira yo te quiero
mucho y si lo que necesitas es irte de aquí, te ofrezco mi departamento-
-Josh, ¿Cuándo puedo
mudarme?-
-Si quieres está misma
tarde-
-¡Gracias, gracias!-
conteste abrazándolo efusivamente.
Eso haría, iría a casa
de mis padres, empacaría y me mudaría esa misma tarde, no quería estar ni un
segundo más en Forks.
Josh me dio la
dirección y las llaves. Y yo le rogué no le dijera a nadie a donde había ido.
Más tarde me despedí
de Rosalie, pero no le quise decir a donde me iba. Solo Josh estaba enterado.
Después me dirigí a
casa de mis padres, afortunadamente Charlie no estaba así que le dije René, que tenía que irme. Tengo que reconocer
me dolió dejar llorando a mi madre, pero si me quedaba mi bebé sufriría junto
con todos los demás que me rodearan.
Busqué un taxi y le
pedí me llevará al aeropuerto, me cobró relativamente barato porque no llevaba más
que una maleta, que no era demasiado grande.
Una vez en el
aeropuerto tome un avión a Phoenix, mientras se elevaba lagrimas recorrieron
mis mejillas. Estaba huyendo como una cobarde, huía de Edward, de Alice, del
dolor, de mí…
Solo quería que todo
lo que sentía en ese momento se quedara en Forks, como se quedaría toda mi
vida.
Por qué en Phoenix,
tendría una nueva vida –o eso esperaba– tendría un hermoso bebé, que me la
pasaría recordando a su estúpido padre, y solo por eso aunque odiara admitirlo
lo amaba. Porque era el fruto de mi amor por Edward, era la consecuencia de
querer a alguien de verdad.
Llegue a Phoenix en la
noche, había un bonito paisaje. Tuve que contratar otro taxi para que me
llevara a la dirección que Josh me había dado.
Después de una hora,
llegue al departamento. Al abrir la puerta me recibió un aire que olía a
soledad y dolor.
Me metí y fui a dejar
mis cosas a una de las habitaciones, entonces me senté en el sillón de la sala
y me quedé ahí, sin moverme.
Era como una estatua,
mi mente volvió a volar por su propio mundo, un mundo donde imaginaba lo feliz
que pudo haber sido con Edward.
Me imagine diciéndole
que sería padre, y él me abrazaba felizmente. Después imagine que me proponía
matrimonio, y nos casábamos.
Tenías muchos hijos y
a todos los queríamos mucho, Edward jugaba con ellos mientras yo los observaba
desde una hamaca, pero de la nada todo
comenzó a oscurecerse. Era como si la oscuridad quisiera comérselos, entonces
corrí desesperada hacia ellos, pero era tarde, Edward se resbalo entre mis
dedos y con él los niños. Entonces la oscuridad cubrió todo y comencé a sentir
que me asfixiaba, en un intento desesperado por seguir viviendo comencé a
golpear a todos lados, pero era como si estuviera en medio de la nada.
La oscuridad había
consumido todo a su paso. Al no haber porque luchar deje que intentar respirar,
¿para que luchaba? Mi mundo estaba en completa oscuridad, pero justo cuando
comenzaba a dejarme morir, una pequeña centella de luz llamo mi atención intente
tomarla pero no podía, la oscuridad ejercía fuerza sobre mí y no deseaba
dejarme seguir, pero yo tenía que seguir esa centella, tenía que vivir por
ella.
Y entonces jale aire
con todas mis fuerzas y… desperté. Sin notarlo me había quedado dormida en el sofá,
imaginando como hubiera sido mi vida si Edward me quisiera.
Pero entonces seque
las lágrimas que rodaban en mi rostro y me dije a mi misma:
¡Es suficiente Isabella! No puedes pasar la vida llorando por
un idiota, ¡vas a tener a un hijo! ¡Eso debería bastarte para aferrarte a la
vida!
Lo actualizaré cuando tenga tiempo.
Si desean conocer mas de mis historias pidan unirse a mi grupo: Novelas del corazón
Autora: Zitlali Nna-Star
Colaboradoras: Andre y Maria.
huyyy q interesante se puso esto quiero masss :P
ResponderEliminarY aún falta lo mejor!
Eliminarsiiii me encanto siguela :D
ResponderEliminarjajaj gracias :D
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