Bella cerró los ojos, alzo las manos y el bosque volvió a
aparecer como si nada hubiera pasado, incluso el árbol que había caído con
Edward, se levantó. Edward se puso de pie rápidamente.
— ¡Bien! ¡Lo siento! ¡Solo quiero que este maldito misterio
se acabe! —gritó Edward, molesto.
—Yo no le gritaría, si estuviera en tu lugar —añadió Demetri.
—Edward tranquilízate, hablemos como gente civilizada —ordenó
Carlisle.
— ¡Ella me golpeo! —gritó Edward molesto.
—Da gracias que no te mando al inframundo —comentó Demetri.
Isabella fulmino con la mirada a Demetri y las llamas en sus
ojos volvieron a aparecer.
— ¡Basta! —gritó Rosalie.
— ¿Quién te metió? —dijo Bella en un tono demasiado grosero.
—Tú cállate, todo estaba bien hasta que apareciste. Solo has
traído caos. ¿Por qué simplemente no te largas y nos dejas en paz? —contesto
Rosalie con el mismo tono que Bella había utilizado con ella.
—Rosalie — la reprendió Esme.
Mientras tanto las llamas en los ojos de Bella seguían
creciendo, haciendo que todos se percatarán de ellas.
Los árboles iniciaron a menearse de un lado a otro, las hojas
del suelo formaban un remolino alrededor de Bella, truenos sonaban en el cielo.
Todos estaban atónicos. No sabían cómo exactamente, pero sentían que Bella
estaba conectada con todo lo que sucedía.
Y entonces, sin previo aviso, las hojas de la tierra quedaron
atoradas en el cabello rubio de Rosalie.
— ¡Estúpida! ¡Ahora si te mato! —gritó Rosalie abalanzándose
sobre Bella.
Pero en una fracción de segundo Bella apareció al lado de
Carlisle provocando que Rosalie chocara contra un árbol.
— ¡Basta chicas! —gritó Emmett.
Entonces apareció Angie.
—Isabella vámonos — ordenó, con un tono que los Cullen nunca
habían oído en ella.
—Vete tú —contestó Bella.
—No me obligues —la amenazó Angie.
Isabella gruño por lo que Angie se dio cuenta que no iba a
ceder, así que hizo lo que siempre procedía cuando Bella se salía de sus
casillas. Le provoco un desmayo, antes los ojos de todos Bella se desvaneció
como si la hubieran apagado.
— ¡¿Qué le hiciste?! —gritó Edward corriendo al lado de
Bella.
—Tranquilo estará bien.
Atenea, recurro a tu ayuda, Bella ha
vuelto a descontrolarse — rogo Angie.
Entre los árboles, apareció una hermosa mujer, no parecía
tener más de veinte años, llevaba un
vestido largo blanco, con un cinturón en la cintura y el cabello
trenzado con flores naturales.
—Buenos días —saludó Atenea —Angie un gusto volver a verte… y
también a ti Bella —Atenea dijo la última frase sonriendo —mi nombre es Atenea,
soy la hermana de Bella y espero no haya causado muchos inconvenientes.
Demetri sin decir palabra alguna se inclino hacía Atenea.
Atenea soltó una risita angelical y dijo:
—Demetri agradezco tu solemnidad —comentó —Si no les importa
me llevaré a Bella —anunció Atenea.
— ¿Te ayudo? —preguntó Edward.
—Te lo agradecería mucho —contesto Atenea.
Edward tomó entre sus brazos a la inconsciente Bella y la
llevó hasta su casa, donde la recostó en la cama y la cubrió con una manta.
—Muchas gracias, Edward —dijo Atenea.
—Un placer, ¿Estará bien?
—Sí, no hay de qué preocuparse.
Edward dejo la casa, cuando iba a marcharse decidió averiguar
algunas cosas sobre Bella, así que se escondió entre los árboles.
—Angie, ya puedes despertarla —anunció Atenea.
Angie hizo que Bella despertara lentamente, Bella que ahora
tenía un dolor de cabeza, quería golpear a Ángela.
— ¡Te matare Ángela Weber! —gritó furiosa Isabella.
Antes que Bella pudiera cumplir, Atenea la abrazo.
—Sí, a mí también me da gusto verte —dijo Atenea.
— ¿Qué haces aquí? ¿Mi padre ya sabe dónde estamos? —preguntó
Bella.
—Estoy aquí porque acabaste con todo el bosque y porque Angie
me llamo. Nuestro padre no sabe nada, aunque debo advertirte que esta como loco
buscándote.
—No me encontrará —dijo Isabella con presunción.
—Bella, no puedes estar mucho tiempo en Forks, después de lo
de hoy es muy probable que Los Cullen descubran quien eres y por lo qué sé tú
no deseas eso.
— ¡No!
Edward estaba más que confundido, ellos nunca habían
mencionado su nombre delante de Atenea.
—Bella, ¿por qué no quieres que sepan la verdad? Ellos te
contaron lo que son ¿no?
—Sí, ¿Tú como sabes qué son?, si les digo la verdad nuestro
padre se pondría aún más furioso.
— ¿Cuándo te ha importado que nuestro padre se moleste?
—Lo pondría en riesgo, puedo protegerme a mí y a Angie, pero
a él no.
— ¿Edward?
—Sí.
Una extraña sensación, que nunca había experimentado invadió
a Edward: ella se preocupaba por él.
— ¿Te gusta? —preguntó Atenea.
—Más que eso. ¡Pero es un estúpido!
—Un estúpido que te preocupa.
Isabella gruño.
—Además, faltan solo unas horas para el invierno.
—Quizá si le dices el pueda ayudarte.
—No.
Hola, es un nuevo capi de esta loca historia. Disculpen por tardar tanto en actualizar pero es que casi ya no agarro la compu. Gracias por leer.
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Autora: Zitlali Nna-Star
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