viernes, 14 de diciembre de 2012

Capitulo 2: Ojos color avellana.




Alce la vista molesta y me tope con aquellos ojos color avellana, eran raros pero extremadamente hermosos, me miraban entretenidamente hasta que se percataron de los míos y se movieron al otro lado del tren.
 Sonrojada regrese la vista a mi libreta, volví a escribir el problema en una hoja nueva, pero el resultado se me había olvidado y no podía concentrarme.
Me di por vencida y guarde mi libreta en mi mochila junto con el bolígrafo.
Observe por la ventana, mi parada había llegado. El tren paro y yo baje rápidamente, había llegado a la universidad.
Los árboles se movían ligeramente, sin hojas adornándolos, las personas pasan con miles de chamarras encima, algunas, incluso con cobijas y el aire haciendo de las suyas, alzando faldas, haciendo volar papeles, despeinando a todos y haciendo que me estremeciera de frío. El invierno no estaba entre mis estaciones favoritas…
Camine hacia la entrada del instituto, el cual  ya había cerrado sus puertas.

-Buenos días Señorita Swan- saludó el portero abriéndome la puerta pequeña para que pudiera entrar.
-Buenos días- Saludé.

Entre corriendo al edificio, me dirigí a mi salón a toda velocidad, no quería llegar después del profesor Manolo, eso sería casi suicidio. Observe por la ventana del salón y ahí estaba el profesor, antes de que alguno de mis compañeros o el profesor notaran mi presencia, regrese caminando al jardín de la entrada. Me senté decidida a hacer la tarea de física mientras acaba la primera hora.
-Señorita Swan ¿Por qué no está en su salón?- preguntó la profesora Guadalupe.
-El profesor no me dejo pasar- mentí.
Lo único que esperaba es que no se le ocurría llevarme al salón, o mi mentira seria descubierta.
-¿Otra vez tarde?- preguntó.
-Emm si- respondí tímida.
-Creo que debería avisarle a tu padre-
-¿para qué? Nunca lo veo- solté en tono grosero.

El rostro de la maestra se endureció, pero reflejaba cierta sorpresa.
La profesora se alejo a grandes zancadas. Yo, me senté sobre el húmedo pasto, saqué mi libreta de física y mi bolígrafo.
Abrí mi libreta y cuando me disponía a trazar  un vector el aire levanto las hojas, las acomode rápidamente, pero el aire insistió hasta que puse mi codo sobre la esquina inferior derecha. Trace los vectores, medí los ángulos hasta que por fin obtuve la respuesta. La coloque cuidadosamente y guarde mis cosas, faltaban solo 2 minutos para el inicio de la segunda hora.
***

Salí del instituto apresurada tenía que llegar a la estación del tren, no estaba a más de cinco minutos del instituto pero si llegaba un solo minuto después el tren me dejaba.
El violento y frió viento se impactaba en mi rostro, haciéndome cosquillas. Sentía como si estuviera entumida no podía correr por más que quería, el frío no era mi aliado, eso era seguro.

Llegue justo a tiempo a la estación. Aborde el tren y me senté a un lado de la puerta. Saque mis audífonos, los desenrede, los conecte a mi celular y… me perdí en el recuerdo de aquellos bellos ojos avellana, aunque no eran una novedad para mí, pues mis ojos eran iguales, pero esos ojos tenían algo… algo especial que los hacía lucir espectacularmente hermosos.
El tren se detuvo, abrí los ojos y ya había llegado a mi parada, los 20 minutos de viaje que normalmente se pasan muy lentamente, ahora se habían esfumado y todo a causa de los ojos color avellana.
Bajé rápidamente del tren y camine a un paso extremadamente moroso. Dos cuadras antes de llegar a mi casa, me senté en la banqueta, saque mi libreta de notas –en ella escribía las tareas, poemas, pensamientos, dibujos o simplemente rayones– la abrí por la mitad, en un hoja en blanco, saque un lápiz y deje que mis manos recorrieran la hoja como si tuvieran vida propia, no sabía que dibujaba, lo único que sabía era que necesitaba dibujarlo ¿tenía miedo a olvidarlo?
Finalice el enorme dibujo y me asombre al darme cuenta de que era. Dos enormes ojos me miraban fijamente, hermosos, me recordaron a los de esta mañana.
Entonces observe delicadamente y pausadamente, descubriendo que no eran parecidos a los de la mañana, sino… que eran ¡ellos!
¿Qué tenían esos ojos? ¿Por qué no dejaba de pensar en ellos? Preguntas absurdas comenzaron a rondar por mi mente, así que decidí que era suficiente, tome mis cosas y me dirigí a casa.

Espero les guste este nuevo fanfic. Lo actualizaré cada viernes y a veces cuando tenga tiempo otros días.
Si desean conocer mas de mis historias pidan unirse a mi grupo: Novelas del corazón
Colaboradoras: Andre y Maria.

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