domingo, 6 de septiembre de 2015

Capítulo 23: Arreglando las cosas.



Narrado por Isabella Swan.

Desperté de golpe, mi corazón estaba acelerado debido a la pesadilla que tuve pero ni siquiera era capaz de recordarla. Era el día que hablaría con Edward, tenía tantas dudas, tanto que decirle, que reclamarle…
Me arreglé rápidamente y fui a despertar a la pequeña Leah, le di un baño y bajamos a desayunar. Jacob estaba en la sala viendo en la televisión las críticas buenas y malas a su desfile.
—Buenos días Jake —saludé mientras Leah iba a abrazarlo.
—Hola Bella, Edward llamó para decir que pasará por ti en una hora porque se le olvido darte la dirección de su hotel, le dije que me la diera y yo te llevaba pero no le gustó la idea —dijo Jacob acompañando la última frase con una levantamiento ligero de hombros.
—Está bien, gracias. ¿Quieres que prepare algo en especial para desayunar? —pregunté con el deseo que su repuesta fuera negativa, en una hora no podría hacer un gran platillo.
—No te preocupes por eso Bella, ordene comida. No puedo dejar que te vayas de Italia sin haber probado la gastronomía Italiana —contestó sonriendo.

Le dedique una sonrisa y me senté al lado de él. Mientras esperábamos la comida veíamos la televisión en silencio, me sorprendió que sólo había escuchado tres comentarios negativos hacia sus diseños, todos los demás eran buenos y uno que otro le hacían ligeras sugerencias que por alguna razón hacían sonreír a Jacob.
—¿De qué te ríes? —le pregunté a Jacob.
—De todos esos reporteros que no saben nada sobre la moda pero pretenden enseñarme cuando he pasado mi vida entera estudiando y analizando cada parte de mi profesión.
—¿Y qué hay de los conocedores de la moda que te critican?
—A ellos les tengo respeto e incluso tomó en cuenta sus opiniones.

El timbre sonó  y Jacob fue a atender, regresó con dos bolsas de lo que olía a comida deliciosa, las colocó sobre la mesa y comenzó a sacar todo, Leah corrió a destapar los recipientes. Jacob me llamó a comer así que me acerque con un poco de desconfianza. Jacob me hizo comer de todo, mientras decía algunos nombres raros como panzerotti, ariancino, risotto al radicchio, entre otros que ni siquiera recuerdo.
El tiempo pasó volando y hasta que escuché el timbre recordé que Edward iría por mí.
Abrí la puerta y saludé a Edward de manera cortés. Se veía mejor que el día anterior, se parecía más al Edward deslumbrante que me robaba el aliento, aunque de alguna manera que no lograba comprender algo seguía siendo diferente en él. Le avisé a Jacob que Edward había llegado y me marché con él.
Ambos nos manteníamos en un silencio demasiado incómodo dentro de su auto, hasta que él lo rompió.
—Ni siquiera te despediste —reclamó con dolor.
—¿Para qué? No te importaba.
—Bella, nunca me dejaste hablar contigo después de esa tarde en casa de Josh, no me dejaste explicarte lo que estaba pasando.
—Ahora ya no importa.
Claro que importaba y mucho pero yo no se lo iba decir.
—Isabella no intentes engañarme.
Bueno esto iba enserio, él nunca me llamaba Isabella.
—Bien, te escuchó.
—Esa tarde cuando Alice llegó a la casa le pregunté por ti y dijo muchas cosas feas, así que me enfadé con ella y le dije que te iría a buscar pero ella dijo que me engañabas con Josh. Lo lamento Bella pero al menos por ese día le creí, hasta que le pregunté porque estaba tan segura, me contó lo que pasó y me enfade muchísimo con ella, yo sabía que eso había sido un mal entendido. Intente buscarte pero todos mis intentos fracasaban, sospeché que Alice no me estaba contando algo así que la interrogue hasta que confesó. Dijo que te había dicho que eras sólo un juego para mí y un montón de estupideces más. Me enoje demasiado con ella, incluso deje de hablarle un par de semanas, pero ¿sabes que me dolió más? —preguntó al borde de las lágrimas.
—No —dije en un susurró, no podía creer lo que escuchaba.

Llegamos a un gran hotel de lujo, Edward le dio valet parking las llaves del auto y me guío en silencio hasta su habitación.
Cuando llegamos me ofreció algo de beber pero no acepté yo quería ir al grano y dejar todo claro.
—¿Qué fue lo más te dolió? —pregunté directamente.
Edward se sentó en la cama y yo a un lado de él.
—Que creyeras las tonterías de Alice. Siempre me esforcé por mostrarte cuanto te amo y tú… simplemente lo creíste.
—Es tu hermana —contesté con un hilo de voz.
—Sí, pero tú deberías haber tenido la certeza de mi amor por ti.
—De todas formas no cambia nada Edward.
—¡Claro que si! ¡Lo cambia todo! Te fuiste porque creíste que sólo jugaba contigo ¿no?
—Si…
—Bueno ahora sabes que no, ¡regresa a mi lado! Bella no tienes idea de la tortura que es extrañarte a cada segundo, no puede imaginar el dolor que me provoca no tenerte conmigo.
Si, si podía. Porque a mí también me dolió, me lastimó y por eso quise irme de Forks, no soportaría verlo cada día y saber que nunca estaríamos juntos.
Pero ahora no estaba segura de regresar con él, ¿y si era una señal o algo así?
—Además estamos embarazados, quiero estar con mi hijo —añadió.
—Por eso no tienes que preocuparte, podrás estar con él. Ya sabes, sólo nos pondremos de acuerdo y ya.
—Pero también te quiero a ti —suplicó.
—Edward yo no estoy segura de lo que quiero, admito que estar sin ti fue bastante duro pero estaba aprendiendo a sobrellevarlo —me sinceré.
—¿Es por Jacob? —preguntó poniéndose de pie repetidamente y dándome la espalda.
Noté que apretaba los puños con fuerza, incluso tuve miedo que se fuera a lastimar.
Me levante y tome sus puños.
—No Edward, entre Jacob y yo no hay nada —contesté lentamente.
Edward se dio la vuelta y me abrazó muy fuerte.

Lo extrañaba tanto… todo lo que él provocaba en mí, la forma en que me cuidaba.
Tenía ganas de asesinar a Alice pero no podía, incluso a ella la extraña. De alguna manera entendía su posición, sólo quería lo mejor para su hermano. Lo que me molestaba era que en ese momento hubiera pensando que engañaba a Edward.
Todo un lío, por un simple tropiezo.

Edward se separó de mí, me miró a los ojos y unió nuestros labios. No me resistí. Ansiaba sentir sus dulces labios, mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo, lo había extrañado tanto.
—Bella —susurró como pudo antes de que me volviera a apoderar de sus labios.
Siguió besándome pero de una manera más calmada como si la desesperación inicial se hubiera ido, quería sentir sus manos, quería saber que de verdad él estaba ahí y no era mi imaginación, así que tome sus manos y las puse en mi cintura. Pude sentir como sonreía, lo único que hizo fue moverlas a mi vientre y dar pequeñas caricias.
Cuando pudo librarse de mis labios se agachó y le susurró a mí vientre:
—Parece que mami también me extraño.

Me reí, me reí de verdad. Él no tenía idea de  cuanto lo había extrañado.

¡Están juntos de nuevo! Ahora... no tienen idea del fabuloso final que está historia tendrá.
Espero les guste este capítulo, actualizaré cada domingo :) muchas gracias por leerme.

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NOTA: Queda prohibida la copia total o parcial de este fanfic sin permiso de la autora.




Atte: Zitlali Ramírez

1 comentario:

  1. Hola nena, no habia podido leerte pero esta maravilloso dime que pasara? Actualiza pontro :)

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