Narrado por
Isabella Swan.
—¡Papi! El muchacho de
allá no me quiere dar mi helado, dice que no has pagado —dijo Leah que
súbitamente estaba al lado de Jacob mientras señalaba a un empleado.
—Iré a pagar, no tardo
chicas —contestó Jacob poniéndose de pie.
Cuando Jacob regresó y
dijo que él se iría a verificar que todo siguiera bien para la pasarela y que
nosotras podíamos ir a la casa o dar una vuelta. La verdad no tenía muchas
ganas de andar por el centro comercial, ver a Edward tan demacrado aunque sólo
fuera producto de mi imaginación, no me dejaba ganas de nada. Así que le dije a
Jacob que iríamos a casa y aun con las quejas de Leah, eso hicimos.
Prepare palomitas de
maíz y puse una película para entretener a Leah.
Mis ojos veían a la
gran pantalla plana de la sala pero yo no podía borrar la imagen de Edward en
el centro comercial ¿y si no había sido mi imaginación? ¿y si él estaba aquí?,
no, no había razón para que Edward viniera a Italia ¿o sí?
—Leah es hora de
dormir —ordené cuando la película acabó.
—Aún es muy temprano
—se quejó haciendo un pucherito.
—Bueno, bueno ¿qué te
parece si seguimos viendo películas?
—¡¡¡Si!!! —gritó
emocionada.
Vimos tantas películas
que perdí la cuenta, cuando Jacob llegó ambas estábamos dormidas, lo sé porque
él me despertó y me pidió que lo esperara, llevó cargando a Leah hasta su
habitación. Mientras más tiempo esperaba que bajará más nerviosa me ponía,
probablemente quería hablar sobre lo de esta tarde.
—Bella el beso de hoy…
—Jake, no tendría que
haber pasado. Olvidémoslo ¿sí? —lo interrumpí.
—Bella, no quiero
olvidar el beso de hoy ¡fue maravilloso!, no quiero que te cases conmigo Bella,
sólo te pido que veamos cómo se dan las cosas.
—Jacob estoy
embarazada del chico al que amo.
—¿Y dónde está él
ahora? Si lo nuestro funciona, amaré a ese bebé como si fuera mío.
—Jacob no, no quiero
tener nada contigo. Amo al padre de mí bebé aunque él no me ame a mí —contesté
cortante.
—Está bien Bella,
entiendo —contestó Jacob de forma comprensiva —sólo… —dijo mientras se acercaba
a mí y tomaba mi rostro entre sus manos —bésame una vez más —y unió sus labios
con los míos y nuevamente disfrute de aquella sensación que acabó demasiado
pronto para mi gusto.
Abrí los ojos y él ya
estaba listo para subir las escaleras.
—Buenas noches, Bella
—se despidió.
Subí a mi habitación,
pensando en tantas cosas… no quería nada con Jacob, de eso estaba muy segura
pero tampoco regresaría con Edward, él ni siquiera sabía que llevaba a nuestro
bebé en el vientre, además según las palabras de Alice él había jugado conmigo.
Y si quizá Alice lo había dicho por el momento pero ella ni siquiera me había
dejado explicarle nada.
Me quedé dormida tan
pronto como me acosté en la cama.
Al día siguiente, me
levante y me dispuse a hacer el desayuno, ya que Emily no estaba en casa, pero
cuando baje el olor a comida inundaba la planta baja, entré a la cocina y
descubrí hot cakes calientitos y al lado miel. Supuse que Jacob los había
preparado antes de irse, subí a buscar a Leah, la mande a bañar y vestir.
Cuando estuvo lista le dije que su papá nos había dejado una deliciosa comida,
así que ella salió disparada para la cocina y yo tras ella.
En todo el día no vimos
a Jacob, me la pase buscando la forma de entretener a Leah en la casa, pero
parecía que esa niña tenía energía ilimitada, además como la noche anterior le
había puesto películas ya no quería ver televisión, quería correr y jugar, le
propuse ayudarme hacer la comida pero terminó con la lengua quemada por probar
el caldo de la sopa cuando estaba hirviendo así que decidí no volver a dejarla
entrar a la cocina nunca. Después de comer sopa y pechuga de pollo asada, Leah
quería hacer la cena pero me negué rotundamente, le dije que podíamos ir a caminar al parque más cercano y podía
comprar alimento para las palomas para que se los diera. La pequeña pareció
encantada con mi idea pues comenzó a dar saltitos gritando: ¡sí! , una y otra
vez. Hasta que salimos de la casa.
Compramos el alimento y nos sentamos en una
banca del parque. Leah estaba muy entretenidas con las palomas y eso me alegró,
esa niña tenía que conocer más cosas que sólo los centros comerciales. Las
palomas comenzaron a llegar pero Leah no las dejaba comer porque corría para
intentar atraparlas.
Estar con Leah me hizo
que pensará en mi bebé, tenía que buscar la manera de darle una vida
económicamente acomodada y también pasar tiempo con él. No sabía como pero le
daría lo mejor a mi bebé.
Cuando se acabó el
alimento para las palomas ya empezaba a esconderse el sol, así que le dije Leah
que era tiempo de regresar a casa, ella se quejó pero cuando le mencione que
tenía que dormir temprano porque al siguiente día sería el desfile de modas de
su papá, se puso muy contenta y acepto irnos.
Cuando llegamos Jacob
no estaba esperando y había preparado la cena ¡sándwiches para todos!
—Hola Jake —saludé tímidamente.
—¡Papi! —gritó Leah
corriendo hacia Jacob.
—Hola Bella —saludó
Jake sonriendo y abrazando a su hija.
—Fuimos al parque de
aquí cerca —informé.
—Está bien pero ahora
deben de cenar e ir a dormir porque mañana
las llevaré conmigo desde muy temprano para que las pongan muy guapas.
Tal y como no los
pidió Jacob cenamos y después lleve a dormir a Leah e inmediatamente me fui a
mi habitación. Concilie el sueño inmediatamente, lo que era bueno porque no me
daba tiempo de pensar.
—Bella, Bella,
despierta. ¡Por dios tienes el sueño más pesado que Leah! Y yo que pensaba que
era imposible —escuché a lo lejos la voz de Jacob, mientras sentía que alguien
movía suavemente mi cuerpo.
—Bella por favor ¡se
nos hará tarde! —decía desesperado.
¡El desfile de Jacob!
Me levante de un salto
y le dije a Jake que estaría lista para irnos en diez minutos, él dijo que no
me arreglará porque a eso nos llevaba. Salió de mi habitación y empecé a buscar
unos jeans, los primero que encontré fueron los del día anterior, lastima
usaría los mismos, tome una blusa manga larga y me di una ducha rápida, tome mi
celular y salí en busca de Jacob y Leah, quienes me esperaban con gesto
impaciente en la sala lo que me hizo sentir incomoda.
Fuera de la casa nos
esperaba una limosina blanca, subimos y emprendimos el viaje.
Jacob nos platicaba
que nuestros vestidos eran hermosos, le pregunté cómo sabía mis medidas y dijo
que había tomado prestadas algunas prendas de mi habitación. Leah le preguntó
si sería como los demás años, que no la dejaba ir a un salón de belleza para
que la arreglaran. Jacob le contestó que aún era muy pequeña para usar
maquillaje y todas esas cosas que usaban sus modelos pero que si quería podían
hacerle un peinado muy bonito para que luciera con su vestido. Leah aceptó
gustosa.
Llegamos a un gran
salón, era completamente blanco y tenía en letras en 3D doradas el nombre del salón. Entramos y me
quedé sin habla, un gran escenario rectangular estaba en medio del salón,
alrededor había muchas sillas y un poco más lejos, mesas que aún estaban
vacías. Elegantes meseros iban y venían
con recipientes y botellas.
Jacob nos guio hasta
el fondo donde habían cortinas que no
dejaban ver y detrás de ellas varios jóvenes mujeres siendo maquilladas por lo
que supuse eran estilistas profesionales.
Jacob llamó la
atención de dos de ellas, a una le dijo que le hiciera un peinado muy bonito a
Leah y le pusiera el vestido que le había entregado el día anterior. A la otra
le dijo que me dejará aún más hermosa y obviamente el vestido que también le
había entregado el día anterior, era para mí.
Entonces recordé que
hace tres días cuando nos besamos en el centro comercial, íbamos a comprar los
zapatos que usaríamos con los vestidos que Jacob había diseñado para nosotras,
pero ya no lo hicimos, él dijo que se iría a revisar que todo siguiera en orden
y yo no me acordé, supongo que Leah tampoco porque nos fuimos a la casa.
—Jake… no compramos
los zapatos —susurré.
—Lo sé, se nos olvidó
ese día pero es que un ángel me distrajo —contestó riendo coquetamente —pero
tranquila, me tome el atrevimiento de comprarlos por ustedes —confesó.
—Gracias.
Me fui con la chica a
una sección que estaba encerrada por biombos coloridos, me dijo que me sentará,
la obedecí y ella comenzó a trabajar con mi cabello.
La verdad nunca había
tenido paciencia para este tipo de cosas y todo esto me recordaba a Alice
jugando a que yo era su Barbie. Alice… la extrañaba tanto.
¡Rosalie! ¡Josh! ¡No les he marcado como prometí!
Le pregunté a la
estilista y podía hacer una llamada rápida, me dijo que sí pero que no tardará
o no iba a estar lista. Rápidamente tome mi teléfono móvil y le marque a
Rosalie.
—¿Bueno?
—¿Rose? —pregunté.
—¡Bella! ¡Hasta que te
acuerdas de mí! —reclamó.
—Perdón Rose, el
tiempo en Italia se me ha pasado muy rápido —admití avergonzada.
—Genial Bella, pero
¿cuándo piensas regresar a Forks?
—No planeo regresar
Rosalie.
—Bella tengo que
decírtelo ¡Edward te extraña muchísimo! No es el mismo… —no deje que siguiera.
—Rosalie no quiero
escuchar nada de Edward ¿ok? Sólo quería decirte que estoy bien y mi bebé
también.
—Tenemos que darnos prisa —dijo la estilista interrumpiéndome.
—Rosalie me tengo que
ir —avisé.
—¡Pero Bella tengo que
decirte…! —y colgué antes de escuchar algo de Edward.
Fui a terminar con mi
tortura, la estilista puso manos a la obra. Por mi cabello pasa una y otra vez
la plancha haciendo pequeñas ondulaciones, después me hizo un crepé y algo así
como una media coleta. Entonces empezó a maquillarme.
Pareció una eternidad
el tiempo que estuve sentada mientras me arreglaban y cuando al fin me vi
liberada de la tortura la estilista, me dijo que esperara un momento que iría por
mi vestido y zapatillas.
Después de algunos
minutos llegó y me ayudó a vestirme para que no me despeinara. Me colocó las
zapatillas altas rojas y al fin dijo que
estaba lista, me dejó sola para que pudiera tener un momento de
privacidad antes de salir. Me observe al espejo, vaya, esa de ahí no era yo. Me
veía demasiado… hermosa. El vestido era color rojo, largo pero con una abertura
en el costado que al caminar mostraba mi pierna casi por completo, tenía un
escote en “v” discreto, que lo hacía lucir elegante. Además la tela tenía
bordado detalles en lo que supuse eran piedras de imitación. En el momento que
iba a salir, la estilista regresó y me entrego una pequeña caja aterciopelada
negra y dijo que lo mandaba Jacob.
La estilista se fue,
abrí la caja y vi el collar más hermoso del mundo, era dorado, y tenía pequeñas
piezas que parecían diamantes, dentro de la caja también había un brazalete y
arete a juegos. Eran de muy buena calidad pues la imitación era perfecta. Me coloqué cada uno de los accesorios y salí.
Las modelos ya estaban
en una fila, todas eran tan bellas… despampanantes, pronto sentí que yo
realmente no encajaba en ese lugar.
No sabía para dónde ir
así que le pregunte a una de las modelos por Jacob, ella me dijo que él ya
estaba afuera, listo para presentar su desfile. Asentí y salí por un costado
para sentarme en algún lugar, pero cuando iba caminando Jacob se pasó frente a
mí, no dijo nada, sólo se quedó viéndome… comencé a pensar que me veía ridícula,
probablemente lo había decepcionado, quizá su vestido no lucía en mí…
—¿Tan mal me veo? —pregunté
tímidamente.
—Bella, eres la mujer
más hermosa que he visto —contestó Jacob con tono sorprendido.
—Con todas esas
modelos con las que trabajas no puedo creerte eso.
—Ojala pudieras ver lo
hermosa que eres —dijo mientras extendía su mano hacía mí.
Tome su mano y me guió
hasta uno de los asientos más cercanos al escenario por donde desfilarían las
modelos, se disculpó por no poder estar conmigo pero el dirigiría todo, le dije
que no se preocupara y después le pregunté por Leah. Jacob dijo que Leah se
había encontrado con la modelo estrella y como se habían caído muy bien, su
amiga le había pedido que la dejará modelar con ella, al fin, el vestuario de
su hija también era un diseño de él. Jacob me dijo que no se había podido negar
y pidió otra disculpa por dejarme sola, una vez más le dije que no importaba y
que mejor se diría prisa.
La pasarela empezó,
los elegantes y refinados invitados no paran de aplaudir ante las palabras de
Jacob y sus grandes diseños, el tiempo se pasó volando y más pronto de lo que
había esperado Jake ya estaba anunciando a la modelo estrella. Cuando escuché
el nombre me quedé en blanco, no podía pasar, era estadísticamente improbable…
Entonces la vi, con su grácil caminar como si acariciara el escenario, se veía
hermosa… ahí estaba Alice Cullen y de su mano Leah…
¡Queridas lectoras! Espero les guste el capítulo ¡pronto Edward regresará! además les informo que el final está cada vez más cerca. ¿cómo creen que acabe esta historia? ya saben que finales me gustan jaja ¡saludos!
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Mi correo: el-amor2011@hotmail.com
Autora: Zitlali Ramírez
NOTA: Queda prohibida la copia total o parcial de este fanfic sin permiso de la autora.
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Autora: Zitlali Ramírez
Atte: Zitlali Ramírez
Maravilloso simplemente maravilloso hermoso, gracias nena por esa hermosa imaginacion.
ResponderEliminarMaravilloso simplemente maravilloso hermoso, gracias nena por esa hermosa imaginacion.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! :3
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